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Mostrando entradas de julio, 2005

Todavía

Todavía te sigo estrechando la cara entre mis brazos, todavía te lleno de besos la frente, el cuello, los labios, sin poder darle un final a ese instante y a esa noche. Todavía conservo en mis dedos tu pelo enredado, delicadísimo, y tus brazos desnudos y tu camiseta azul manchada de lágrimas torpes, inadecuadas, contra mis ojos. Me sigue el adiós que te dije a todas partes igual que un perro necesitado de la memoria para continuar a este lado de la vida. Porque ese adiós en sí mismo es todo el amor que hubiera querido mostrarse a lo largo del tiempo y que se vio comprimido en un segundo como la luz de un relámpago. Todavía lo estoy viviendo y lo noto traspasarme el cuerpo feo y pequeño que tú abrazabas con tu particular sincronía. Tengo tu piel pegada aún y tus dedos apretados fuertemente, y la risa que te dio Pedro esa noche en mi cabeza como una canción que suena adentro, que te gusta y que quieres volver a oír para capturarla exactamente como es, sin