Todavía
Todavía te sigo estrechando la cara entre mis brazos, todavía te lleno de besos la frente, el cuello, los labios, sin poder darle un final a ese instante y a esa noche. Todavía conservo en mis dedos tu pelo enredado, delicadísimo, y tus brazos desnudos y tu camiseta azul manchada de lágrimas torpes, inadecuadas, contra mis ojos. Me sigue el adiós que te dije a todas partes igual que un perro necesitado de la memoria para continuar a este lado de la vida. Porque ese adiós en sí mismo es todo el amor que hubiera querido mostrarse a lo largo del tiempo y que se vio comprimido en un segundo como la luz de un relámpago. Todavía lo estoy viviendo y lo noto traspasarme el cuerpo feo y pequeño que tú abrazabas con tu particular sincronía. Tengo tu piel pegada aún y tus dedos apretados fuertemente, y la risa que te dio Pedro esa noche en mi cabeza como una canción que suena adentro, que te gusta y que quieres volver a oír para capturarla exactamente como es, sin