Entradas

Mostrando entradas de mayo, 2006

Doce

Muchas veces me pregunto qué podríamos hacer para volver a ser lo que conocimos de nosotros. Para volver a espiarnos desde habitaciones separadas. Para seguirnos en silencio y alegrarnos de tener nuestras sílabas apunto (todavía). Yo, por mi parte, he empezado a escribir este poema a mano. Para ti. Como antes. Como era la costumbre. Con un bolígrafo sin marca, con un corazón sin marca, con una vista nueva sobre tu ausencia. Una vista que ni a mí misma me consta. Una vista para no juzgar, para que no juzgue ella. Para evitar tomar parte en la escena erróneamente por anticipación o a contratiempo. Una vista para esbozarte desde lejos e ir llegando como llega una sorpresa de día laborable. Sin cuñas publicitarias, sin sonido, sin fuegos de artificio ni caramelos que se adhieran al cielo de la boca. Ir llegando con una fe —puesta en el lado más mísero del cuerpo— de color beige, hecha a medida, que me ayudara a avanzar hasta el metro cuadrado en el que